¿Frutos o secuelas?

Nuestras vidas están llenas de conflictos, unos grandes, otros medianos y otros menores. Gestionarlos bien es crucial pues todos dejan poso.

Tensiones en casa, en la oficina o con nuestros clientes o socios. Todos los conflictos mientras están vivos son ingratos, generan incertidumbre, desasosiego, enfado o ira y muchas veces incluso insomnio. Muchos nos llevan a hacer tonterías, a perder la cabeza y casi siempre a “perder la perspectiva”.

Es importante asegurarnos de que mantenemos momentos de lucidez y serenidad para valorar bien lo que nos jugamos y decidir la mejor forma de actuación. Tenemos que saber que de cada conflicto en el que entramos, saldremos con unas u otras consecuencias, unas muy importantes y otras menos, pues todos los conflictos dejan poso en nuestras vidas. Todos cuentan en nuestras vidas o nuestras empresas y afectan a las relaciones futuras en los entornos en los que se producen. Unos dejan frutos y otros secuelas.

¿Cuantas veces sentimos que de un conflicto hemos salido evolucionando a una situación mejor que la que teníamos anteriormente cuando el conflicto era latente? Son “conflictos con fruto”.

Pero ¿cuantas otras veces nos hemos dado cuenta tarde de que teníamos que haber aguantado un poco más algo que no nos gustaba o haber esperado a un momento mejor para desatar un conflicto de forma más adecuada? Son los conflictos que dejan secuelas.

Tengamos siempre presente esta reflexión y trabajemos para hacer que el poso que dejan nuestros conflictos sea siempre bueno en forma de frutos en lugar de negativas secuelas.

Alfredo Sanfeliz

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