Ante diferencias en nuestra organización que llevan a crisis y conflictos en las relaciones entre socios, consejeros o directivos, resulta imprescindible contar con la autoridad y el saber hacer de quien tiene sus ojos puestos solo en la protección del valor empresarial.
Un Protector del Valor Empresarial es quien tiene las claves para ello:
• Indubitada lealtad al interés socio-empresarial.
• Equilibrio entre tacto y firmeza en el ejercicio de su Independencia.
• Autoridad y criterio personal adecuadamente ejercidos y generadores de confianza.
• Capacidad de promover acuerdos y diálogos constructivos.
• Altas competencias en la gestión de asuntos societarios y corporativos.
• Una mirada integradora de aspectos lógico-racionales y emocionales.
• Capacidad de escucha de lo que se dice y de lo que no se dice
• Profundo conocimiento de las motivaciones y razones menos visibles