Menos razón y más escucha

Que manía tenemos todos de querer tener razón cuando en realidad todos tenemos siempre razón. Lo que pasa es que cada uno tiene la suya. Una razón siempre subjetiva y acoplada a la historia y perspectivas de cada uno.

Habitualmente queremos entendernos con los demás demostrando que tenemos razón y que la otra parte no la tiene. Y que inútil resulta esa vía para solucionar conflictos o deshacer un nudo en nuestras relaciones.

Sin embargo, que poco nos dedicamos a escuchar y comprender a los demás, a saber por qué piensan lo que piensan y porque sienten que tienen razón. Pues esa escucha y comprensión si resultan eficaces, eficacísimas. Cuando alguien es comprendido y se siente comprendido se abre su disposición a ver también él las cosas de otra manera y a comprender por qué nosotros también pensamos que tenemos razón. Y así, comprendiéndonos unos a otros y los otros a los unos, conseguiremos entendernos, encajarnos y vivir un poco mejor y en sintonía en nuestras relaciones.

Escuchemos por tanto el doble de lo que hablamos, que para eso tenemos dos orejas y solo una boca.

Alfredo Sanfeliz

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