Las organizaciones, las empresas, los negocios familiares están cargados de complejas interacciones personales, no siempre fáciles de observar y comprender desde dentro, que condicionan nuestras miradas y relaciones, con el riesgo de aparición de distanciamientos, malentendidos, agotamiento, faltas de alineamiento o bloqueos con difícil salida.
Un trabajo de diagnóstico externo, sin implicaciones personales, puede aportar nueva luz en aspectos que ya “no vemos” y eliminar el ruido de las distorsiones emocionales, ofreciendo nuevas opciones de trabajo.
• Un proceso de escucha y comprensión de las personas, la organización y las relaciones.
• Una mirada neutral integradora de aspectos lógico–racionales y emocionales.
• Comprensión de las personas involucradas, sus razones y contextos: opiniones, perspectivas, necesidades y objetivos.
• Perspectiva sistémica y de comprensión de interrelaciones y de la cultura empresarial.
• Capacidad de percibir lo que se dice y lo que no se dice.
• Experiencia y conocimiento en gobierno corporativo y de organizaciones.
• Capacidad para la detección de fuerzas, resistencias y motivaciones relevantes, bloques y riesgos de relación poco visibles en la organización.
• Capacidad para detectar campos de mejora con valor empresarial.